Los injertos óseos e implantes dentales son procedimientos que se pueden realizar en el consultorio odontológico, y muchas veces en la misma cita se puede colocar el injerto y posteriormente los implantes dentales.
Los Injertos son necesarios en todos los lugares donde vemos tejidos óseos disminuidos o estructuras Anatómicas comprometidas, como por ejemplo los senos maxilares. Éstos últimos son unas cavidades o espacios, que requieren ser rellenados con injertos de hueso para poder ser ubicados allí los implantes dentales.
Hay cuatro tipos de Injertos óseos:
1. Auto Injertos, que provienen del mismo paciente y se sacan de otro lugar, de su mismo cuerpo. Por ello se requieren dos cirugías. Estos injertos permiten trasplantes de células vivas, evitando así la transmisión de enfermedades infectocontagiosas y eliminando el rechazo inmunológico, ya que el material injertado proviene del propio individuo.
2. Injerto humano, que proviene de cadáveres en bancos de tejidos previamente procesados. Estos bancos de huesos disponen de una cantidad ilimitada de hueso y sin la morbilidad de su extracción. Se plantea el riesgo (pero es mínimo) de transmisión de enfermedades para los receptores de estos injertos.
3. Xeno injertos, que son injertos entre individuos de diferentes especies, también previamente tratados en laboratorio. Usualmente sus materiales se derivan de tres especies diferentes: las algas, los animales y el coral. Los provenientes de animales suelen ser de vacunos y porcinos.
4. Injertos Alo plásticos, que son injertos hechos de materiales sintéticos y son hechos o fabricados por el hombre. Los más communes son los cristales bioactivos, entre ellos la hidroxiapatita y el betafosfato tricálcico.
Después de unos tres meses se logra que los injertos se maduren o consoliden en el hueso, de ese modo se asegura un buen éxito a los implantes dentales.
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